¿Hay algo más castizo y español que el toro que nos ameniza los viajes a la playa y la selección siendo eliminada en cuartos? Pues sí, yo he descubierto algo nuevo, algo que va con nosotros queramos o no, porque lo llevamos en la sangre. Nuestros guiones.
Todos hablan de la crisis del cine español. Que si no hay dinero, que si no hay apoyos, que si no hay ganas... Vaya por delante que me considero un miembro activo de la industria, y que nada me haría tirar piedras sobre mi propio tejado, pero, amigos cineastas ¿nos hemos preguntado realmente qué está pasando? ¿Por qué la gente no ve cine español?
Yo tengo mi propia respuesta. Hacemos un cine QUE NO INTERESA A NADIE. Y, claro está, todo empieza por el guión. Con historias intimistas, aburridas, falsamente trascendentales, lentas, extrañas, increíbles, que sólo interesa al que la escribe y al ego del director que, en el 110% de las ocasiones, trata de mostrar la verdad de la vida con sus planos. Y me baso en los datos que, pese a ser fríos como témpanos de hielo, suelen arrojar verdades como puños que muchos se empeñan en no afrontar. Si la gente no consume cine español, habrá que ver qué es lo que va a ver. ¿Cómo? ¿Que prefieren ir a ver Spiderman 3 que Los managers, con Fran Perea? ¿Cómo se atreven?
Pues muy sencillo. Yo me entretengo mucho más. Y no sólo porque tengan más presupuesto (infinidad de ejemplos os contaría de pelis que se hacen con dos duros, "El Mariachi", "Pequeña miss sunshine"...), sino porque pasan cosas, y ENTRETIENEN, que es básicamente de lo que se trata en esto del cine. Llegados a este punto, es difícil ver el origen del posible cambio de mentalidad. Los grandes productores españoles no se diferencian mucho en realidad de los caciques bananeros. Su forma de actuar es un A+B=C del que no van a salir nunca, porque cualquier cambio puede repercutir en la barbaridad ingente de dinero que se embolsan haciendo películas que nadie va a ver, pero recibiendo subvenciones estatales de decenas de miles de euros.
Pero no todo es oscuridad en este túnel. A veces creo distinguir una pequeña lucecita y creo firmemente que las nuevas generaciones exigimos una manera diferente de hacer cine. Una nueva forma de industria más competitiva y sin perder nuestro carácter español, pero haciendo cosas que nos interesen. Alatriste fue un ejemplo de cambio en producción (con un guión que resulta un lastre terrible para su éxtito, siempre imcompleto), y muchos otros ejemplos como cambio en guión y dirección, como La Caja Kovac, Intacto, Abre los Ojos... Esperemos que estas tendencias acaben en corriente.
Y que esa corriente acabe arrastrándonos a todos. Sería genial.